#47 ¿Cómo funciona el Programa de Validación Institucional de Mnemos?

De la actividad aislada al sistema que transforma el hábitat institucional

GERIÁTRICOS Y RESIDENCIASORGANISMOS & POLÍTICAINSTITUCIONESPSICOLOGÍA SOCIAL

Por Lic. Miriam R. Garbatzky

5/13/20253 min leer

#47 ¿Cómo funciona el Programa de Validación Institucional de Mnemos?

De la actividad aislada al sistema que transforma el hábitat institucional

Por Lic. Miriam R. Garbatzky

I. Lo básico: ¿qué es un programa y en qué se diferencia de un taller?

Un taller es una actividad. Un momento. Un evento con fecha de inicio y de cierre.
Un programa es
una rama operativa integrada al sistema institucional.
Tiene impacto transversal: no sólo mejora lo que ya se hace, sino que crea
nuevas estructuras de acción, sentido y pertenencia.

El Programa de Validación Institucional Mnemos no suma tareas.
Redibuja el mapa interno de vínculos, roles, actividades y objetivos.

II. ¿Por qué “validación”?

Porque no alcanza con “hacer cosas buenas”.
Si esas cosas no están organizadas, comunicadas, sostenidas ni registradas,
su impacto se pierde.

La validación es el proceso por el cual la institución reconoce, sistematiza y proyecta lo que ya hace bien… y lo que podría hacer mejor.

Y al hacerlo, aumenta su valor percibido, su autoestima institucional y su potencial de crecimiento.

III. ¿Qué hace Mnemos en este programa?

No enviamos juegos.
Enviamos a alguien.

👉 El agente Mnemos que coordina este programa actúa como un operador cognitivo social comunitario.
Su tarea no es reemplazar a nadie. Es
leer el entramado simbólico de la institución y trabajar desde adentro para reorganizarlo.

Funciones:

  • Diagnostica flujos y bloqueos simbólicos.

  • Detecta roles duplicados, vacíos o silenciados.

  • Crea protocolos mínimos de estimulación, comunicación, archivo y participación.

  • Capacita sin burocratizar.

  • Acompaña sin invadir.

  • Activa sin imponer.

IV. Diagrama de flujo funcional del programa

[1] Contacto y diagnóstico
⬇️
[2] Relevamiento de actividades actuales
⬇️
[3] Entrevistas con personal y observación directa
⬇️
[4] Detección de nodos: puntos fuertes, tensiones, posibilidades
⬇️
[5] Propuesta de microintervenciones operativas
⬇️
[6] Validación compartida con dirección y referentes
⬇️
[7] Implementación piloto por 4 a 8 semanas
⬇️
[8] Registro de impacto y ajustes
⬇️
[9] Acompañamiento sostenido y visibilización pública del cambio

👉 Esto no es un check-list. Es una espiral que transforma el hábito en dispositivo.

V. ¿Qué cambia realmente?
  • Se deja de “pedirle favores” a la tallerista: hay protocolo.

  • El personal sabe qué puede hacer y qué no, sin miedo ni improvisación.

  • Las familias ven procesos, no sólo actividades.

  • Los residentes participan más, con más sentido.

  • La dirección tiene indicadores internos de bienestar y participación.

  • Se genera narrativa institucional: algo que contar, mostrar, compartir.

VI. ¿Por qué no alcanza con más actividades?

Porque sin sistema, las actividades se devoran entre sí.
La saturación sin estrategia agota.
El taller sin vínculo no transforma.
Y la estimulación sin marco simbólico
se convierte en ruido funcional.

VII. Del taller como hecho al programa como trama

“El taller es el fuego. El programa es el hogar donde ese fuego se sostiene.”

Desde la psicología social, sabemos que todo grupo genera resistencias y automatismos.
El programa actúa como
interruptor simbólico: introduce nuevas reglas, nuevos ritos, nuevas funciones.

Eso no sólo mejora la calidad de vida de los residentes.
Mejora el clima laboral.
El vínculo con las familias.
Y el perfil público de la institución.

VIII. Desburocratizar sin desordenar

Uno de los grandes logros del programa es que no suma papeles, planillas ni informes vacíos.
Propone documentaciones mínimas con sentido, que articulan:

  • Registro emocional de las actividades.

  • Observaciones de cambios positivos o negativos.

  • Narrativas breves de lo vivido (como cuaderno de campo).

  • Materiales reutilizables para memoria institucional.

IX. ¿Qué instituciones están listas para esto?

Las que ya se dieron cuenta que:

  • No alcanza con entretener.

  • El deterioro no espera.

  • Los talleres no se articulan solos.

  • El clima laboral se puede cuidar.

  • Y que hay más para contar que “los abuelos comieron milanesa”.

X. Cambia el perfil, cambia el paradigma

Hace 20 años, los residentes eran personas con escasa formación formal.
Hoy, muchos llegan con estudios terciarios, universitarios, hábitos culturales activos y conciencia de derechos.

Ya no sirve el modelo de geriátrico de encierro amable.
Se necesitan
espacios vivos, culturalmente estimulantes y emocionalmente resonantes.

XI. ¿Y qué pasa cuando todo eso cambia?

Pasa esto:

  • Que los residentes se sienten parte de una comunidad.

  • Que los trabajadores entienden su rol más allá del cuidado físico.

  • Que la institución deja de ser un depósito y se vuelve un lugar para vivir.

  • Que los municipios miran, preguntan, invitan.

  • Que llegan alianzas, becas, ideas nuevas.

XII. Conclusión: validar no es certificar. Es transformar.

“La validación no es un sello. Es un acto político. Es decidir que lo que pasa puertas adentro importa. Y que puede cambiar. Para todos.”

Si tenés una institución y sentís que llegó el momento de transformar sin destruir,
escribinos.

Y si trabajás en salud mental, en acompañamiento institucional, o en diseño de políticas de cuidado,
quizás quieras formar parte de este nuevo modelo.
Te estamos buscando.