#44 Cuando la familia no sabe cómo ayudar

Y el amor no alcanza… pero puede empezar otra cosa

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Por Lic. Miriam R. Garbatzky

5/13/20253 min leer

#44 Cuando la familia no sabe cómo ayudar

Y el amor no alcanza… pero puede empezar otra cosa

Por Lic. Miriam R. Garbatzky

I. La escena que conocemos todos

Una persona mayor empieza a olvidar cosas.
A repetir historias.
A perder la iniciativa.
Y alguien en la familia —una hija, un yerno, una hermana, una sobrina—
nota la diferencia.

Ahí arranca la inquietud.

“¿Le digo o no le digo?”
“¿Lo llevo al médico?”
“¿Cómo hago para que ejercite la memoria?”
“¿Y si se ofende?”
“¿Y si me meto demasiado?”

La sensación es universal: querer ayudar, pero no saber cómo.
Y a veces,
quedarse paralizado por miedo a hacer daño.

II. El problema no es no saber. El problema es no preguntar.

En psicología social lo sabemos bien: el cuidado no es una técnica.
Es una red.
Una trama de vínculos donde cada gesto tiene peso.

Cuando alguien se desorienta, no solo se pierde esa persona.
Nos perdemos un poco todos:
— ¿Cómo me acerco sin invadir?
— ¿Estoy actuando como terapeuta o como hijo?
— ¿Es mejor dejarlo tranquilo o activarlo?

Y como no hay respuestas mágicas, muchas veces elegimos el silencio.
O la sobreprotección.
O la evitación.

III. Lo que sí sirve (y está validado)

Desde la neurociencia, sabemos que la estimulación cognitiva regular mejora funciones como la atención, la memoria episódica y la planificación (Bahar-Fuchs et al., 2019). Pero también que la carga afectiva del estímulo es central: no es lo mismo completar una planilla que jugar a recordar la historia de tu primer trabajo.

Bahar-Fuchs A. et al. (2019). Cognitive training for people with mild to moderate dementia. Cochrane Database Syst Rev.
https://doi.org/10.1002/14651858.CD013069.pub2

Por eso en Mnemos desarrollamos propuestas como los Desafíos Cognitivos Semanales, que no requieren internet ni dispositivos, y se pueden hacer en familia, en ronda, o en una tarde de domingo sin presión.

IV. Pero antes de hacer… hay que escuchar

No todo adulto mayor quiere “ayuda”.
Muchos sienten que están siendo tratados como niños.
Otros creen que no la necesitan.
Otros no quieren molestar.

En la nota #39, vimos que el rechazo no siempre es apatía: a veces es defensa.

Lo que más estimula, muchas veces, no es una actividad, sino una pregunta:

—¿Cómo estás?
—¿Qué te gustaría hacer?
—¿Querés que leamos juntos algo?
—¿Te gustaría contarme cómo fue cuando empezaste a trabajar?

V. Ideas concretas para cuando no sabés por dónde arrancar
  • 📚 Imprimí juegos simples (como los que hay en nuestra sección de Recursos Gratuitos) y jugalos juntos sin esperar “buen desempeño”.

  • 🧠 Armá una lista de canciones de su juventud y ponelas en el celular o en la cocina.

  • 🧾 Proponé una actividad simbólica, como escribir recuerdos de infancia juntos.

  • 🧩 Jueguen a los refranes: vos decís la mitad, él completa la otra.

  • 💬 Contale algo que te pasó hoy y preguntale si le pasó algo parecido en su vida.

  • 📸 Sacá fotos con él/ella y hacé un álbum nuevo, con comentarios, fechas y anécdotas.

  • ☕ Prepará un desayuno especial y contale que ese momento es “para que la mente se despierte también”.

Todo esto no es “hacer terapia”.
Es
compartir lo que activa la memoria emocional, vincular y narrativa.

VI. Y si la situación está más avanzada…

También tenemos materiales para evaluar en familia si hace falta otro tipo de ayuda.
Podés ver nuestro
kit de autoevaluación básica, que no reemplaza a un diagnóstico profesional, pero te da indicios para saber si algo requiere acompañamiento externo.

Y si estás cerca de Rosario, Córdoba o CABA, también podés consultar por actividades grupales o institucionales, talleres presenciales o seguimiento a distancia.

VII. El problema no es que te frustres. Es que pienses que estás solo/a.

Acompañar a alguien en el envejecimiento, en el deterioro o en el aislamiento emocional es una de las tareas más humanas, valientes y complejas que existen.
No hay un manual.
Pero sí hay comunidad.
Sí hay recursos.
Sí hay espacios para conversar.

Y si llegaste hasta acá leyendo, ya hiciste más de lo que pensás.
Ya estás ayudando.

VIII. Conclusión: el amor sin herramientas también cansa

“Querer ayudar no alcanza. Pero es el mejor lugar para empezar.”

No te juzgues por no saber.
No pienses que todo depende de vos.
No te exijas más de lo que das.

Pero tampoco te aísles.
Porque hay miles como vos.
Y muchos ya están preguntando lo mismo que vos ahora.

IX. ¿Querés conversar? ¿Buscar una idea? ¿Contarnos tu experiencia?

Escribinos.
En Mnemos no creemos en respuestas enlatadas.
Creemos en redes de apoyo que se construyen desde lo que cada uno vive.

Y si estás acompañando a alguien y sentís que tu experiencia podría ser útil para otros
Quizás estés más cerca de formar parte del equipo Mnemos de lo que imaginás.