#45 ¿Por qué “no hacer nada” también es una forma de intervención institucional?

La inacción también deja huella (aunque no figure en la cartelera)

GERIÁTRICOS Y RESIDENCIASORGANISMOS & POLÍTICAINSTITUCIONESPROFESIONALES

Por Lic. Miriam R. Garbatzky

5/13/20253 min leer

#45 ¿Por qué “no hacer nada” también es una forma de intervención institucional?

La inacción también deja huella (aunque no figure en la cartelera)

Por Lic. Miriam R. Garbatzky

I. Lo que no se dice, también actúa

“Decidimos no hacer nada hasta que tengamos más claridad.”
“No estimulamos porque los abuelos se cansan.”
“No es prioridad ahora, estamos tapando huecos.”
“No hay quien lo haga.”

Frases como estas —reales, registradas en reuniones con residencias— revelan una idea peligrosa:

Que la inacción es una pausa.
Que no hacer nada es no intervenir.

Y no:
No hacer nada
es intervenir.
Solo que sin plan, sin conciencia y sin registro.

II. La nada también factura

No hay peor inversión que la que no se ve.
Y la omisión cuesta:

  • Cuesta camas vacías porque los familiares perciben que “acá no pasa nada”.

  • Cuesta residentes apáticos que en 3 meses se desdibujan.

  • Cuesta personal desmotivado que no siente orgullo de lo que hace.

  • Cuesta una marca institucional cada vez más débil.

👉 En la nota #35 hicimos el cálculo: una mente sin estímulo puede salir más cara que una sala bien equipada.

¿No te pasó alguna vez que una familia pidió retirar al abuelo “porque ya no se lo ve como antes”?
¿Y no sentiste, aunque no lo dijeras, que algo de eso tenía que ver con lo que no hiciste?

III. La inacción también comunica

Toda institución comunica, incluso cuando calla.

  • Si no hay cartelera de actividades, el mensaje es: acá no pasa nada.

  • Si no hay fotos de residentes haciendo cosas, el mensaje es: están vegetando.

  • Si no hay talleristas ni desafíos, el mensaje es: no creemos que puedan.

  • Si no se habla de estimulación, el mensaje es: no hace falta.

Y eso… se escucha.
En las familias.
En los empleados.
En las visitas de control.

IV. ¿La nada como política institucional?

No estamos hablando de un olvido ocasional.
Estamos hablando de una
estructura basada en el silencio operativo.
El tipo de lugar donde la prioridad es que no haya reclamos, no que haya vitalidad.

“Mientras coman y estén limpios, está bien.”

¿Te suena?
Es el mantra no dicho de muchas instituciones.
Pero ese “bien” es una renuncia encubierta.
Y, por cierto,
no alcanza para sostener una residencia con reputación positiva.

V. ¿Y por qué se llega ahí?
  • Porque no hay tiempo.

  • Porque falta gente.

  • Porque el presupuesto es ajustado.

  • Porque “nadie lo pide”.

Entendemos todo eso.
Por eso diseñamos herramientas que
requieren poco y devuelven mucho.
Como los Desafíos, que se imprimen, se reparten y se resuelven en ronda, con cero tecnología, pero con activación cerebral y vincular garantizada.

👉 También existe el Kit Institucional gratuito, con materiales listos para implementar desde mañana.

VI. ¿Y si estás haciendo cosas… pero sin nombre?

También pasa lo contrario: hay cuidadoras que hacen juegos, que charlan, que arman frases con residentes, pero eso no se documenta, no se llama, no se valora.

Eso también es intervenir, pero sin capitalizarlo.
¿Quién se entera de que lo hacés?
¿Quién lo toma como parte del modelo?
¿Quién lo comunica?

👉 Para eso existe la Validación Institucional Mnemos: para que lo que hacés se vea, se ordene y te posicione.

VII. Y si no hacés nada, ¿quién lo va a hacer por vos?
  • ¿Los familiares, que no saben qué exigir?

  • ¿El Estado, que llega tarde?

  • ¿El personal, que ya está saturado?

Si no lo hace la dirección, no lo hace nadie.
Y el deterioro avanza igual.
El aburrimiento se instala.
La apatía se multiplica.

VIII. ¿Y cómo se revierte?
  1. Reconociendo que no hacer nada es una decisión.

  2. Nombrando lo que sí se hace (aunque parezca poco).

  3. Eligiendo una herramienta (aunque sea una).

  4. Asignando un responsable (aunque tenga otra función).

  5. Empezando con una hoja, una consigna, una charla.

👉 Por ejemplo, la nota #40 tiene un modelo paso a paso para armar un equipo desde cero.

IX. Rosario, Córdoba, Buenos Aires: ejemplos que se animaron

Hay residencias que empezaron con miedo.
Que decían “no tenemos tiempo”, “no sabemos”, “los abuelos no quieren”.

Hoy tienen boletines semanales.
Tienen coordinadores.
Tienen reputación.
Y sobre todo:
tienen residentes que ríen, preguntan y cuentan cosas.

¿Sabés qué hicieron distinto?
No esperaron la excusa perfecta.
Arrancaron.

X. Conclusión: la pasividad también es una marca

“Cada omisión es una firma. Y cada firma, una historia que después cuesta revertir.”

Lo que no hacés hoy, lo va a hacer otro.
Otro geriátrico.
Otra familia.
Otro sistema.

¿Y vos?
¿Vas a dejar que tu residencia se convierta en “ese lugar donde no pasa nada”?

XI. ¿Querés revisar eso juntos?

Si esta nota te hizo ruido, escribinos.
No para venderte nada.
Para pensar juntos.
Para ver si algo de lo que no hacés hoy,
podría empezar a pasar mañana.

Y si trabajás en gestión, en salud mental o en estimulación,
y sentís que algo de todo esto
te representa,
quizás haya una ronda de mate, un equipo y una institución
esperando que te sumes.